La defensa personal, desde el punto de vista como arte marcial es una de las máximas representaciones del arte en sí. Sus aplicaciones y conceptos es el resultado de todo conjunto del trabajo como tal. Pero ¿como entendemos este concepto desde la legalidad? No es lo mismo defenderte en España, Japón, U.S.A., Camerún. Cada país tiene leyes más o menos controvertidas al respecto. Nuestro caso, España, es una cuestión de proporcionalidad. Es decir, ante una posible agresión, prácticamente, no debemos actuar hasta que nuestra integridad física se vea amenazada. Debemos actuar evitando provocar lesiones, y siempre en proporcionalidad a la agresión. Si nos amenazan con una presa o agarre, no podemos actuar con un palo, por ejemplo. Si actuamos de forma contundente ante una posible agresión, sin que esta se llegue a realizar... nos convertimos en los agresores. Disponemos de una ley muy restrictiva en este campo.
Posibilidades, evitar la confrontación, intentar dialogar, nunca agredir salvo para evitar la agresión del oponente, actuar mediante luxaciones, control mediante el dolor, sin causar lesiones, y sí podemos, salir del conflicto lo antes posible. Debemos diferenciar pues, entre defensa personal y saber defenderse, esa fina linea que separa estos conceptos es la diferencia entre ser víctima o agresor. Nunca se busca grandes combates ni épicas peleas, el agresor busca víctimas fáciles, y nosotros salir lo antes posible del problema. Por eso somos supervivientes, debe prevalecer nuestra integridad y la de los nuestros sobre cualquier situación. Ante una situación peligrosa, nos convertimos en oportunistas, aprovecharemos el momento para actuar y debemos ser rápidos y eficaces. La acción no dura mas de 3 segundos. Si el resultado no es el esperado, o bien por nervios, estrés, o bien por que nuestro oponente sabe lo que hace, tenemos un problema. Nos encontramos en una situación de enfrentamiento abierto, el concepto de proporcionalidad, y defensa personal sin lesiones, se queda atrás, en una pelea de estas características, las lesiones serán habituales.
En definitiva, rápidos, precisos, sin ensañamiento, preservando nuestra integridad y en la medida de lo posible de nuestro agresor y sobre todo con mucha preparación, nuestras posibilidades de salir airosos de un problema y que no nos traiga problemas legales, son muy altas.
Por supuesto, cualquier acción a realizar debe ser entrenada previamente, bajo la supervisión de un técnico o maestro capacitado para ello. El entrenamiento es básico para poder realizar una acción con cierta garantía de éxito. Lo importante, no es saber mucho, si no que no tenga que poner en practica mis conocimientos. JORGE PÉREZ.
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